En los años anteriores a la llegada de Hernán Cortés y sus huestes en 1519, el ambiente que existía entre los pobladores de México-Tenochtitlan era de incertidumbre y desconcierto debido a los malos presagios y augurios que, según los adivinos, caerían sobre el pueblo. Esto se debía principalmente a la porfecía del retorno de Quetzalcoatl (el mito), que vendría para reclamar si reino.
Aunado a ésto, había una gran inconformidad entre los habitantes de algunos de los señoríos tributarios por la explotación a la que habían estado sometidos por el dominio mexica.
Estos pueblos se convirtieron en aliados de Cortés para liberarse del yugo de México-Tenochtitlan; los más importantes fueron: los tlaxcaltecas, los huejotzincas y los de Cholula.
A estos factores se sumó la actitud de Moctezuma, quien se sintió amenazado ante la presencia de los españoles, y por la evidente superioridad técnica por el uso de armas de fuego; además del imapacto psicológico que le causó aceptar el mito del regreso de Quetzalcoatl, a quien confundió con Hernán Cortés y lo consideró como un dios. Estos elementos contribuyeron y determinaron, en gran medida, la caída de México-Tenochtitlan.