¡Gracias! Tus fotografías me han transportado hasta la infancia. Me han hecho revivir momento olvidados. Yo también tuve un tren eléctrico, una maqueta que ocupaba todo el patio frontal de mi casa. Fueron días de ilusión y felicidad. Fantasías de un mundo propio, donde solo existía yo y mi maqueta. En ella me paseaba por la estación del ferrocarril, viajaba a bordo de mi locomotara, cruzaba los puentes con la luz encendida y contemplaba extasiado el interior de los furgones. Ahora soy un anciano pero nunca olvidaré los años dorados. Años de inocencia y anhelos cumplidos por la generosidad de mi Padre y el amor infinito de mi Madre.
PD ¡Muchas, muchísimas gracias!