En apoyo del Guerrero, que se dejó ir demasiado lejos en persecución, Díaz envió a las tropas de Oaxaca, con los Coroneles Espinoza y Loaeza a la cabeza, dando impulso a los mexicanos, que expulsaron al enemigo de las cercanías. El éxito alentó a Porfirio, que destacó al Morelos con dos piezas de artillería a la izquierda, mientras por la derecha los Rifleros de San Luis se reponían de la pelea, antecedidos por una formidable Carga de Lanceros, dirigida por el mismísimo Díaz, que desbarató las filas del enemigo; Díaz quedó dueño del campo y necesitó repetidas órdenes de Zaragoza para regresar a sus posiciones.
En aquéllos momentos las columnas de Lorencez bajaron de Guadalupe en completa dispersión, rechazadas en su última intención y se replegaron a la Hacienda de San José. Se dice que Lorencez no pudo evitar el llanto de la derrota, con lo que decidió retirarse hacia Amozoc.