Algo curioso sucedió camino del foro. Aquí en Panajachel nunca tuvimos criminalidad, pero últimamente estamos teniendo problemas –me dice Eduardo, dueño de un restaurante Uruguayo. Parece que las “maras salvatruchas” nos están alcanzando. La gente en el mundo está muy agresiva. Ya no hay lugar seguro. Por mi parte estuve aquí hace 23 años, con mi moto, y para mí Panajachel todavía conserva un cierto aire Hippie.
Así como los 2 volcanes, el Tolimán y el San Pedro, controlan la geografía. Temprano en la madrugada partimos hacia Antigua, esperando llegar con tiempo de sobra. Hace varios días que descansamos poco y corremos mucho.

Estas no son vacaciones, sino una prueba a fondo. Pero, ya conocen el dicho: el hombre propone y Dios dispone. Ya verán por qué. La Ruta Panamericana es un verdadero caos. Cortes, desvíos, tramos de terracería, deslaves, etc. Cada kilómetro hay que ganárselo. ¿QUE ES LO QUE SUCEDIÓ CAMINO DEL FORO? ¡PUM! ¡Trac, trac, trac, trac, trac...! -¡Que fue eso! –pregunta Mónica asombrada. -Eso fue, era, nuestro neumático trasero izquierdo -respondo. -Que quieres decir? -Quiero decir que no llegaremos a Antigua a la hora que pensábamos.

Efectivamente, el neumático está en el suelo. Por fortuna estoy justo en la entrada a una población, desde donde se va a las ruinas de Ximché. Entro dos cuadras mientras el neumático termina de exhalar su último aliento y queda en ruinas. Llego a una gomería. Parece casualidad, pero no es así. En Guatemala hay 3 cosas que sobran: malos caminos, túmulos, y gomerías. Hay una gomería cada 500 metros. A veces hay 10 en una misma cuadra. ¿Por que será? Quitamos los bulones de la rueda, PERO, uno es de seguridad. Buscamos la “copa” como le dicen aquí en Gaute a la herramienta que quita el bulón anti-robo de seguridad, PERO, no está. La buscamos en todos los compartimientos, caja de herramientas, donde dice el manual del TIGUAN que debería estar, debajo de… al costado de… dentro de… PERO, no está. Ya se juntan los vecinos, paran otros vehículos, hacemos nuevos amigos, nos cuentan sus vidas, de que trabajan, porque están ahí, cuántos hijos tienen, PERO, la copa no está.

El bendito bulón de seguridad se transforma en la noticia del pueblo. Quieren llevarnos a un noticiero, seguimos revisando el TIGUAN, buscamos hasta en el botiquín de primeros auxilios, PERO, no, no está. Entonces alguien propone una solución: soldaremos un hierro al bulón y la forzaremos. Después de todo, es lo que un ladrón haría. ¿No? A 100 metros hay un taller. El mecánico fabrica una pieza, la suelda con eléctrica al bulón, hacemos fuerza y… adiós maldito bulón de seguridad. ¡Rueda libre! Sin embargo, me viene a la cabeza que otra rueda podría reventar en medio de ninguna parte, sin tantos amigos, así que pienso que lo mejor será reventar todos los bulones de seguridad. -Si, mejor soldamos todos los bulones de seguridad y los volamos – dice el mecánico. Todos los vecinos están de acuerdo. Dios, como me gusta este trabajo. ¿No es mejor estar aquí, que en casa mirando televisión? Yo casi también estoy de acuerdo, pero antes voy a llamar por el teléfono internacional, intercontinental, interespacial, que llevamos a bordo, que parece tipo Súper Agente 86, y cuyas llamadas cuestan una fortuna, por lo cual hay que usarlo solo en caso de emergencia (¿será este un caso de emergencia?), decía, voy a llamar a México al Director de la prueba, Javier Barranco. No sea que la copa esté en el TIGUAN y no la estemos viendo. -Mejor no use ese raro teléfono –me dice Edmond. -Tome, use mi celular. -
Pero es a México -le digo. -Y a otro celular. -No importa, así contribuimos con la prueba. A cambio usted averígüeme por qué no hay este carro aquí en Guatemala. Yo me compraría uno. Hablo a México y me explican que sí está en el TIGUAN la bendita copa para quitar el bulón de seguridad. Mientras me guían en el teléfono, recoveco por recoveco, reviso y vuelvo a revisar, PERO, no está. Repasamos otra vez los movimientos y los lugares, PERO… ¡que no tío, que no está! En el fondo se escucha una voz… “un sobre blanco… en alguna parte del TIGUAN un sobre de papel blanco…” -¡Emilio -me dice Javier Barranco –hay un sobre blanco… -Si -contesto interrumpiéndolo. -Lo he visto. Espera que lo busco. Encuentro el sobre y, en lugar de contener tornillos extras para el porta equipaje (como yo pensaba) contiene bulones extras para las ruedas y, la re-maldita copa para extraer el bulón de seguridad. Todo el pueblo festeja. Hoy declararemos fiesta en las ruinas de Ximché, en memoria de la copa. Lamentablemente el neumático no sirve más. El corte fue con un vidrio de botella que lo abrió como el témpano al Titanic. Instalamos la siguiente rueda y partimos. Al cabo de 10 km se prende en el tablero una luz espía. Algo no está bien. Paro y leo el manual. Al cabo de otros 20 km entro en Chimaltenango, a buscar otro neumático y a revisar el problema. La distribuidora es grande, y entre todas las marcas también tiene los Pirelli, pero, luego de 2 horas de llamar a varias ciudades, incluyendo a la capital, nos rendimos ante el hecho de que en Guatemala no hay neumáticos de mi medida, ni Pirelli, ni de ninguna marca.

La computadora que instalan no está preparada para los carros del 2009, así que no nos dice porque tenemos una luz de aviso prendida en el tablero. Pienso que es porque los aros de magnesio son distintos, de 5 rayos y de 3 rayos- así que hago desarmar la rueda y armarla con el rin que traía antes del reventón. Pero no, la luz sigue ahí, así que tendré que aceptarla. Son las 20:00 hs. Llegamos a Antigua, cansados, frustrados, pero emocionados con este viaje de consecuencias inesperadas. Este es el espíritu de la TIGUAN MEXICO PATAGONIA, y nada nos detendrá. Bueno, si Dios quiere.

Emilio Scotto y Mónica Pino Nota: Saludos a mis amigos mexicanos. No se pierdan la próxima etapa.