Acatitlán significa en lengua náhuatl lugar entre las cañas. Este sitio arqueológico se ubica dentro del periodo Postclásico Tardío entre los años 1200 y 1521 d.C. El lugar tuvo una estrecha relación con Tenayuca y, posiblemente, con las primeras fundaciones reali¬zadas por Xólotl, guía y señor de los chichimecas. El cronista novohispano Fernando de Alva Ixtlilxóchitl (1578-1650), de linaje chichimeca, narra la llegada de dicho pueblo a estas tierras, y aunque no se cono¬ce con precisión el papel que desempeñó Acatltlán en este tiempo, es de suponerse que tuvo una partici¬pación importante en la historia cultural de los chichimecas y los pueblos que llegaron posteriormente al Valle de México.
El nombre de Acatitlán nos remite a un paisaje de características lacustres, con recursos favorables para la subsistencia humana. Si bien es cierto que no se conoce con precisión la extensión que tuvo este sitio, es evidente que el asentamiento fue mayor de lo que actualmente se conserva, ya que el basamento pira¬midal sólo corresponde a un centro ceremonial don¬de se rendía culto a dos de las deidades principales de la cosmogonía náhuatl: Tláloc y Huitzilopochtli. Con la llegada de los españoles, los antiguos templos fueron arrasados, y se utilizaron sus materiales para construir iglesias cristianas y casas coloniales. Un ejem¬plo de ello es el templo de Santa Cecilia, donde se pueden observar un gran número de piedras labradas que proceden del basamento prehispánico.