Bajo el suelo de Madrid hay otra ciudad. Para el desplazamiento por este 'submundo' usamos el metro, un medio de transporte que, pese a ir bajo tierra, no se libra de sustos, accidenes y sofocones. En esta ocasio, por suerte, varias personas con rapidez de reflejos y claridad de ideas se encargaron de que un ataque epileptico no fuese a mayores.