Aqui recien dejamos la cùspide y se le volò la cubierta impermeable de su mochila y se bajo a corretearla detras del viento fuerte , despues d un sprint la alcanzò y regreso jadeando feo, le ofrecì oxigeno y no lo quiso. no era la primera vez del dia que se doblaba de cansancio o falta de oxigeno pero siempre me contestaba que estaba bien. por su parte la cima era muy rara. se siente una tensa calma, el sol quemante y el frio se metia entre la ropa. a veces le poniamos velocidad en lo plano en la cùspide y le decia q teniamos q cuidar las llantas porq para atras estabamos ya llevabamos 7 horas en el camino y para delante tampoco estaba cerca el proximo refugio. dejar caer la noche arriba era lo ultimo que yo hubiera querido. Seguimos a velocidad moderada hasta que comenzò el descenso, sin quererlo uno aumenta la velocidad y cada vez se toma mas confianza. todo nos saliò bien.