No es algo comun que yo amase pasta, debo admitir que no soy una persona fanatica de ellas y durante muchos años preparaba pastas (compradas desde luego) los dias que no queria comer, porque no era algo que me tentara demasiado.
Pero dentro del enorme universo de pastas, existen unas que debo confesar que me pueden. Probablemente debido a la textura que tienen, que uno siente que se desarman en la boca o capaz es debido a su presentacion colorida y estetica, la cosa es que en los ultimos tiempos me encuentro pidiendo en los restaurantes gnocchi soufle. Por eso, decidi que era hora de prepararlos en casa, por lo que despues de hacer algunas pruebas y combinar sabores y colores (algunas pruebas un tanto fallidas, debo reconocer) y llego el momento de presentar el plato terminado, tal como lo prepare la semana pasada.

Primero vamos a los sabores. Los gnocchi suelen ser de papa o de ricota. El color, un blancuzco poco destacado. Para hacer la cosa mas interesante visualmente, los prepare de calabaza y de espinaca. La receta va variando de colores, ya que los hice al mismo tiempo, en simultaneo (para complicarme un poco mas lo que venia siendo una tarde tranquila). Una vez listas las dos preparaciones, si bien en las fotos solo aparecen los de calabaza, hay que hacer lo mismo con la pasta de espinaca. El procedimiento es uno solo y aqui aparece el de calabaza, pero una vez listos unos, se cambia el agua y se hace lo mismo con los otros.

Hervi una calabaza y un paquete de espinacas, los escurri para quitarles el exceso de agua, sobre todo a las espnacas, que suelen quedarse con mas agua de la prudente. A parte, hervi tambien papas, medio kilo, para mezclarlo en las dos preparaciones ya que la papa sigue siendo la base de los gnocchi.
Una vez hervidos los ingredientes, viene el momento de la preparacion del pure, ya sea de papa, calabaza o espinaca, con pisapure, con procesadora o a golpe limpio, hay que conseguir que todo quede formando una pasta y en este momento, separar el pure de papas en dos, una mitad mezclarla con la calabaza y la otra con la espinaca.
Sazonar independientemente, con sal y nuez moscada, agregar leche y dos huevos por preparacion y batir energicamente hasta que la pasta sea bien homogenea y no queden pedazos de nada que nos complicarian inutilmente el trabajo. La pasta que queda es chirle y se preguntaran, como me preguinte yo en ese momento: y con esto que hago?
A no desesperar, que ya llega la salvacion. Una taza de harina por preparacion, tamizada y mezclada de manera energica convierte lo chirle en algo con un poco mas de consistencia, la necesaria al menos para meter la pasta en una manga y poner el agua a hervir con un buen puñado de sal.
Una vez que el agua esta hirviendo, acercarse a la cacerola con la manga en una mano y un cuchillo en la otra y empezar a dejar caer en el agua la pasta, ayudandose a cortarla con el cuchillo, para que no quede un ñoqui muy largo, lo ideal es hacerlo cada dos centimetros, aproximadamente.
A medida que van cayendo se van cocinando y a los pocos minutos, veran los ñoquis que empiezan a flotar. es el momento de sacarlos del agua con una espumadera, dejar caer el excedente de agua y volcarlos en una sarten donde habremos puesto a fuego bajo crema de leche. Agregar queso rayado, en este caso use una combinacion de gruyere y edam, buscando un sabor fuerte en el queso, ya que el sabor de los gnocchis es muy suave y dejar que se embeban bien en la crema, sarteneando unos tres o cuatro minutos. Llevar a la mesa con mas queso espolvoreado por encima y a disfrutar de un plato atractivo, colorido y, en mi humilde opinion, riquisimo.